Te levantas tarde, te saltas el desayuno, corres al trabajo, pasas el día entre correos, tráfico y café. Almuerzas algo rápido, fumas “solo para relajarte”, y en la noche… scroll infinito hasta las 2 a. m. Suena familiar, ¿no? Lo que parece una rutina común y corriente puede estar jugando en tu contra.
En el Perú se registran más de 100 infartos al día. Y lo más alarmante es que cerca del 30% de las personas mueren antes de recibir atención médica. Muchos otros sobreviven, pero con secuelas que les cambian la vida. La buena noticia es que hay formas de prevenir un infarto, y todo empieza con mirar un poco más de cerca lo que haces (o no haces) cada día.
Hábitos que podrían causarte un infarto (y no lo sabías)
A veces no son los grandes excesos los que dañan el corazón, sino los pequeños hábitos que repetimos sin pensar. Aquí te contamos los más comunes:
- Comer con mucha sal. No es solo cuestión de sabor: el exceso de sal eleva la presión arterial y acelera el daño de tus arterias, abriendo el camino a un infarto.
- Estar sentado todo el día. Pasar horas frente a la computadora o el celular sin moverte afecta la circulación, aumenta el colesterol y el riesgo de obesidad.
- Fumar y tomar alcohol con frecuencia. El tabaco endurece los vasos sanguíneos y el alcohol debilita el músculo cardíaco. Juntos son una bomba de tiempo.
- Descuidar tu salud bucal. Aunque suene raro, las bacterias de tu boca pueden viajar por la sangre e inflamar tus arterias, dañando tu sistema cardiovascular.
- Dormir poco y vivir estresado. La falta de descanso y el estrés constante elevan los niveles de adrenalina y presión, forzando al corazón a trabajar sin descanso.
¿Y cómo puedes prevenir un infarto?
La prevención es tu mejor aliada. Desde los 15 años, formar hábitos saludables marca la diferencia:
- Come más frutas, verduras y menos alimentos procesados.
- Reduce el consumo de sal y grasas saturadas.
- Haz ejercicio al menos 30 minutos al día.
- Evita el tabaco y modera el alcohol.
- Duerme bien y tómate un respiro del estrés.
Y, sobre todo, a partir de los 30 años hazte chequeos médicos anuales. Con un seguro de salud, puedes acceder a controles preventivos, evaluaciones cardiológicas y atención inmediata si algo ocurre.
Empieza hoy mismo a cambiar tus hábitos, consulta a tu médico y dale a tu corazón la atención que merece.
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