¿Cuántas veces hemos dicho o escuchado frases como “los seguros son carísimos” o “yo no necesito uno porque tengo mis ahorros”? Lo cierto es que, al momento de pensar en contratar un seguro, suelen aparecer excusas que, en realidad, se basan en creencias sin fundamento. Esos mitos sobre seguros pueden jugarnos en contra cuando enfrentamos un imprevisto.
Los seguros no son un lujo ni un gasto innecesario: son un respaldo que puede marcar la diferencia entre pasar un mal rato y enfrentar una crisis financiera, por eso es clave aclarar esos mitos. A continuación, enumeramos los más comunes.
Mito 1: “Los seguros son muy caros”
No es cierto. Todo dependerá de la cobertura que elijas: mientras más situaciones cubra, el precio probablemente aumentará. Sin embargo, recuerda que el mercado ofrece diversas opciones y paquetes básicos que se adaptan a tu bolsillo. Incluso puedes contratar coberturas específicas que protegen solo lo que realmente necesitas.
Mito 2: “Si me cuido, no necesito un seguro”
Hacer ejercicio, comer sano y manejar con precaución es genial, pero no te blinda frente a lo inesperado. Enfermedades, accidentes o emergencias pueden ocurrirle a cualquiera. Un seguro no es un sustituto de tus cuidados, es un refuerzo que protege tu economía.
Mito 3: “Un seguro no me deja ahorrar”
Todo lo contrario, un seguro puede ser el salvavidas de tus ahorros. Imagina un accidente médico o un siniestro costoso: sin seguro, tendrías que usar lo que guardaste con esfuerzo (y quizá endeudarte). Incluso, existen seguros que funcionan como herramientas de ahorro a largo plazo, como los de vida con retorno.
Mito 4: “Los jóvenes no necesitan seguro”
Error. Pensar que “por ser joven nada me pasará” es un mito peligroso: estar en los primeros años de vida laboral hace que una emergencia pueda golpear más fuerte tu estabilidad económica.
Mito 5: “El seguro no me cubre cuando lo necesito”
En realidad, cada seguro tiene diferentes niveles de cobertura: algunos son básicos y otros más completos. Si revisas bien tu póliza y te asesoras antes de contratarla, sabrás exactamente qué protege y qué no. Recuerda que los seguros están regulados y las compañías siempre cumplen lo pactado.
Los seguros son una inversión en tranquilidad. Porque si hay algo que los mitos no hacen es pagarte la clínica, el taller o la cuenta del hospital.
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