Sales en tu auto un domingo soleado, todo tranquilo hasta que… ¡zas!, un choque inesperado. Tú y los demás involucrados reciben atención médica gracias al SOAT. Todo bien, ¿cierto? Pues no tanto: cuando llega el momento de reparar tu carro, nadie cubre esos gastos. Ahí descubres que el SOAT y el seguro vehicular no son lo mismo, pues cumplen diferentes funciones. Si aún no conoces cuáles, no te preocupes, aquí te explicamos cinco diferencias clave:
Obligatorio vs. opcional
El SOAT es un requisito obligatorio para todo vehículo que circule en el Perú. En cambio, el seguro vehicular es opcional. Sin embargo, resulta altamente recomendable si lo que quieres es cuidar tu inversión y estar tranquilo frente a cualquier imprevisto.
Cobertura
El alcance de ambos productos también es distinto. El SOAT solo cubre daños personales: gastos médicos, incapacidad, sepelio o indemnización por fallecimiento. El seguro vehicular, por su parte, no solo protege a las personas, sino también a los bienes materiales: tu auto, los de terceros y hasta situaciones como el robo total o parcial.
Activación de la cobertura
El SOAT se activa de manera inmediata e incondicional, sin importar quién tuvo la culpa en un accidente. El seguro vehicular, por su parte, requiere un proceso de investigación para determinar responsabilidades antes de realizar el pago de la cobertura.
Complementariedad
Ambos seguros no compiten, sino que se complementan. El SOAT funciona como la primera capa de protección, dirigida exclusivamente a las personas. El seguro vehicular actúa como la segunda capa, cubriendo lo que el SOAT no alcanza, sobre todo los daños a tu auto y a terceros.
Alcance real en el Perú
Hoy en día, aproximadamente el 70% de los vehículos cuenta con SOAT, dado que es obligatorio. Pero solo un 23% dispone de un seguro vehicular. Esto significa que la mayoría de autos circulan desprotegidos frente a pérdidas materiales, un riesgo enorme para sus dueños.
Entonces… ¿cuál necesito?
La respuesta es simple: ambos. El SOAT y el seguro vehicular no se sustituyen, se complementan. Uno salva vidas y el otro salva tu inversión. Conocer la diferencia evita malentendidos al volante y sustos a la hora de pagar.
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