Armando, 53 años. Lince
¿Cómo estás, Armando? Te entiendo perfectamente, porque hace unos años un familiar muy querido falleció en un accidente automovilístico. Entre la tristeza y el desconcierto, no sabíamos qué hacer ni cómo funcionaba el SOAT en esos casos. Creíamos que todo quedaba en la atención médica, pero luego nos explicaron que el SOAT también otorgaba una indemnización económica a los familiares. Fue un proceso que aprendimos a la fuerza, y justo por eso hoy quiero contarte cómo funciona y qué pasos seguir para no perder ese beneficio.
¿Quiénes pueden cobrar la indemnización del SOAT por muerte?
Primero, es importante saber que el SOAT cubre a todas las víctimas de un accidente de tránsito —conductores, pasajeros o peatones— sin importar quién tuvo la culpa. En caso de fallecimiento, la indemnización se entrega a los familiares de la persona fallecida, en el siguiente orden:
- El cónyuge sobreviviente o conviviente.
- Los hijos menores de 18 años o mayores de edad con discapacidad total y permanente.
- Los hijos mayores de 18 años.
- Los padres.
Si la víctima no tenía cónyuge ni hijos, la indemnización corresponde a sus padres. Y si no existiera ningún familiar directo, el monto pasa al Fondo de Compensación del SOAT, que sirve para ayudar a otras víctimas cuyos responsables no fueron identificados. En ningún caso el dinero se queda con la aseguradora.
¿Cómo reclamar la indemnización?
El trámite es sencillo y gratuito. Solo debes comunicarte con la aseguradora que emitió el SOAT del vehículo involucrado en el accidente. Ellos te orientarán paso a paso. Por lo general, te pedirán los siguientes documentos:
- Certificado de defunción de la víctima.
- DNI del familiar o representante que realiza el trámite.
- Documentos que acrediten el vínculo con la persona fallecida (por ejemplo, certificado de matrimonio, partida de nacimiento o declaratoria de herederos).
Recuerda, Armando, que tienes hasta dos años desde la fecha del accidente para presentar la solicitud.
No estás solo: el SOAT también está ahí para ayudarte a levantarte después del golpe. Aunque ningún monto reemplaza la pérdida de una vida, te ayuda a sobrellevar los gastos inmediatos y es un alivio económico en los momentos más difíciles.


