Aunque parezca una enfermedad del pasado, la tos ferina ha vuelto y ha encendido todas las alarmas en el país. En lo que va del año, Perú ha registrado más de 700 casos y al menos 13 muertes, principalmente en niños menores de un año. ¿Por qué está reapareciendo? ¿A quiénes afecta más? ¿Cómo podemos protegernos? Aquí te lo contamos todo.
¿Qué es la tos ferina y por qué preocupa tanto?
Es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa, causada por la bacteria Bordetella pertussis. Al inicio puede confundirse con un resfriado común: fiebre leve, mucosidad y algo de tos. Pero a los pocos días, la tos se vuelve intensa, seca y repetitiva. En los bebés, incluso puede provocar vómitos, dificultad para respirar e, incluso, convulsiones. Lo más grave es que puede durar varias semanas y causar complicaciones severas, especialmente en los más pequeños.
Aunque cualquiera puede contagiarse, los grupos más vulnerables son:
- Niños menores de un año, especialmente si no han recibido todas sus dosis de vacuna.
- Gestantes, que pueden transmitir inmunidad al bebé si se vacunan a tiempo.
- Adultos mayores de 50 años, cuyo sistema inmunológico puede estar debilitado.
- Personas no vacunadas o con esquemas de vacunación incompletos.
Esta enfermedad se transmite por el aire, a través de las gotitas que se expulsan al toser, estornudar o incluso al hablar. La bacteria es tan contagiosa que una sola persona puede infectar a entre 15 y 18 personas sin saberlo. Por eso, la prevención es clave.
La vacuna contra la tos ferina está incluida en la pentavalente, que se aplica a los 2, 4 y 6 meses, con refuerzos a los 18 meses y 4 años. Pero en muchas regiones del país, la cobertura de la tercera dosis no supera el 25%. En otras palabras, hay miles de niños desprotegidos.
¿Qué síntomas debes vigilar y cómo protegerte?
No te confíes, si presentas alguno de estos síntomas, acude al centro de salud más cercano:
- Tos persistente e intensa.
- Dificultad para respirar o alimentarse.
- Fiebre leve.
- Vómitos después de toser.
Recuerda que, en medio de una enfermedad, todo puede volverse un caos: visitas médicas, análisis, antibióticos, traslados… y todo eso tiene un costo. Contar con un seguro de salud privado puede ayudarte a enfrentarlo sin que tu economía se vea afectada: acceso inmediato a clínicas afiliadas, cobertura de exámenes y tratamientos, atención de pediatras y especialistas sin largas colas, y mucho más. ¡Cuando se trata de la salud de los que más quieres, lo mejor es estar preparado!
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