Si cada comida termina en “ay”, si tu estómago protesta antes, durante y después de comer, o si ya no sabes si ese ardor es hambre o estrés, algo pasa. Y no, no es coincidencia. La gastritis crónica es ese enemigo silencioso que aparece de a pocos, se instala sin pedir permiso y puede acompañarte por años si no le haces caso. Lo peor: muchos confunden sus señales con “mal comer”, “nervios” o “una comida que cayó pesada”. Pero si el fastidio es parte de tu rutina, merece atención.
¿Por qué aparece esta enfermedad?
La gastritis crónica suele ser consecuencia de inflamación constante del revestimiento del estómago. Entre las causas más frecuentes están:
- La bacteria Helicobacter pylori, que vive feliz en el estómago sin que muchos lo sepan.
- El uso prolongado de antiinflamatorios.
- El consumo regular de alcohol.
- El estrés.
Señales de que podrías tener gastritis crónica
Aquí viene lo importante: la gastritis crónica no siempre duele fuerte, pero sí deja pistas que solemos ignorar. Las más comunes son:
- Ardor o dolor en la parte alta del abdomen.
- Hinchazón y sensación de estar muy lleno incluso después de comer poco.
- Acidez, digestiones eternas o pesadez después de una comida que no debería darte problemas.
- Náuseas, vómitos o pérdida de apetito.
Ignorar estas señales puede abrir la puerta a complicaciones como metaplasia, displasia o incluso cáncer gástrico.
La gastritis crónica es muy común, pero también muy manejable cuando se detecta a tiempo y cuando tienes el soporte para hacerlo. Así que, si presentas estos síntomas, ¡corre a chequearte!
Para ello, contar con un seguro de salud será tu mejor respaldo pues te permite acceder a atención médica oportuna, hacerte los exámenes necesarios sin preocuparte por el costo, cubrir tratamientos prolongados, detectar complicaciones a tiempo y evitar riesgos mayores.
Cuidar tu salud no empieza en la farmacia: empieza escuchando a tu cuerpo.
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